
¿Un sistema de dos cubetas o Kanban manual es suficiente?
Imaginemos una situación habitual: en la línea de producción, las tarjetas Kanban indican que es momento de reponer tornillos y pernos. Pero el empleado habitual está de vacaciones, y su sustituto detecta que, debido a una alta entrada de pedidos, el consumo ha superado el stock disponible.
Se inicia la recogida de tarjetas Kanban para entregarlas cuanto antes al departamento de compras. En el proceso, se olvidan de incluir seis referencias adicionales. Mientras tanto, el pedido urgente ya ha sido tramitado, y las tarjetas olvidadas provocan una segunda entrega urgente... con costes extra.
Para complicarlo más, otro empleado informa que cuatro de los artículos ya fueron pedidos manualmente antes de las vacaciones, por correo y sin actualizar aún el sistema ERP.
El resultado: tiempo perdido, duplicidades, desinformación y sobrecostes logísticos. Todo por gestionar manualmente algo que puede automatizarse.


